Las oleadas

Melina La Torre
viernes, 25 de septiembre de 2020

Hay momentos donde sentimos mareas emocionales de tristeza, ganas de llorar, cansancio, luego risas, ganas de ver gente, otros contrarios en los cuales nos quieres ver a nadie. Te da por buscar espacios a solas, para vos.
Son todos los estados de ánimos que van apareciendo y desapareciendo sin alguna razón, simplemente van y vuelven.
Esos sentimientos que no sabemos de dónde provienen, que te dan una angustia terrible y no sabes cual es la causa.
Esta última semana me dio esa mezcla de emociones que no sabía de donde provenían.
En mi acompañamiento terapéutico hablé de esta mala sensación que he tenido, de ese cansancio, de mi ausencia de ganas y ánimo. Mi terapeuta me hizo la siguiente consulta “¿Qué te pasó en el mes de septiembre, especialmente entre la segunda y tercera semana?
Hice un recorrido mental y caí en cuenta que el 4 de septiembre nació Emma, mi última hija. Cuando ella nació a la semana mi esposo Matías Viajó a China por el MBA que estaba haciendo.
Yo, a tan solo una semana de mi último parto me quedé sola con las 3 chiquitas en Bogotá, con la colaboración parcial de una señora que se encargaba de la casa, pero de mia hijas: sólo yo.
Esas semanas sentí cansancio y agotamiento de no dormir bien, estresada por estar sola cuidando a las 3, me sentía desamparada y recuerdo que no decía nada ya que sentía que estaba apoyando a mi esposo en su proyecto.
Caí en cuenta de dos cosas:
Que llevaba escondido dentro de mi ese cansancio, esa emoción reprimida que no me permití expresar, quizás por que creía que era lo correcto. Que yo debía poder con todo y además ser buena esposa.
Segundo, que estaba imitando a mi mamá, pretendía quizás ser como mi mamá, quien si había podido manejarse sola conmigo y mis hermanas. Incluso ella tomaba el colectivo con nosotras mientras mi papá andaba en el auto, porque mi papá trabajaba. Algo tan simple me hizo obligarme a tener que poder con todo, como si el hecho de que yo si tuviera un auto fuera suficiente excusa para creer que no necesitaba ayuda.
Gracias a esta marea confirme que nuestro cuerpo alberga las memorias de todo lo que vivimos. Son como recuerdos que regresan por ciclos biológicos. Y que necesitan ser reconocidos y liberados. Tarde o temprano enfrentamos nuestras emociones y necesidades reprimidas.
¿que quiere decir?
Emma nació un 4 de septiembre, su papá falleció cuando ella tenía 4 meses y este año cumplió 4 años por lo que mi cuerpo recordó aquella sensación después de 4 años.
Esto da fe al dicho que dice “El cuerpo pasa facturas”
Las oleadas

Melina La Torre
25 sept 2020

Hay momentos donde sentimos mareas emocionales de tristeza, ganas de llorar, cansancio, luego risas, ganas de ver gente, otros contrarios en los cuales nos quieres ver a nadie. Te da por buscar espacios a solas, para vos.
Son todos los estados de ánimos que van apareciendo y desapareciendo sin alguna razón, simplemente van y vuelven.
Esos sentimientos que no sabemos de dónde provienen, que te dan una angustia terrible y no sabes cual es la causa.
Esta última semana me dio esa mezcla de emociones que no sabía de donde provenían.
En mi acompañamiento terapéutico hablé de esta mala sensación que he tenido, de ese cansancio, de mi ausencia de ganas y ánimo. Mi terapeuta me hizo la siguiente consulta “¿Qué te pasó en el mes de septiembre, especialmente entre la segunda y tercera semana?
Hice un recorrido mental y caí en cuenta que el 4 de septiembre nació Emma, mi última hija. Cuando ella nació a la semana mi esposo Matías Viajó a China por el MBA que estaba haciendo.
Yo, a tan solo una semana de mi último parto me quedé sola con las 3 chiquitas en Bogotá, con la colaboración parcial de una señora que se encargaba de la casa, pero de mia hijas: sólo yo.
Esas semanas sentí cansancio y agotamiento de no dormir bien, estresada por estar sola cuidando a las 3, me sentía desamparada y recuerdo que no decía nada ya que sentía que estaba apoyando a mi esposo en su proyecto.
Caí en cuenta de dos cosas:
Que llevaba escondido dentro de mi ese cansancio, esa emoción reprimida que no me permití expresar, quizás por que creía que era lo correcto. Que yo debía poder con todo y además ser buena esposa.
Segundo, que estaba imitando a mi mamá, pretendía quizás ser como mi mamá, quien si había podido manejarse sola conmigo y mis hermanas. Incluso ella tomaba el colectivo con nosotras mientras mi papá andaba en el auto, porque mi papá trabajaba. Algo tan simple me hizo obligarme a tener que poder con todo, como si el hecho de que yo si tuviera un auto fuera suficiente excusa para creer que no necesitaba ayuda.
Gracias a esta marea confirme que nuestro cuerpo alberga las memorias de todo lo que vivimos. Son como recuerdos que regresan por ciclos biológicos. Y que necesitan ser reconocidos y liberados. Tarde o temprano enfrentamos nuestras emociones y necesidades reprimidas.
¿que quiere decir?
Emma nació un 4 de septiembre, su papá falleció cuando ella tenía 4 meses y este año cumplió 4 años por lo que mi cuerpo recordó aquella sensación después de 4 años.
Esto da fe al dicho que dice “El cuerpo pasa facturas”
Las oleadas

Melina La Torre
viernes, 25 de septiembre de 2020

Hay momentos donde sentimos mareas emocionales de tristeza, ganas de llorar, cansancio, luego risas, ganas de ver gente, otros contrarios en los cuales nos quieres ver a nadie. Te da por buscar espacios a solas, para vos.
Son todos los estados de ánimos que van apareciendo y desapareciendo sin alguna razón, simplemente van y vuelven.
Esos sentimientos que no sabemos de dónde provienen, que te dan una angustia terrible y no sabes cual es la causa.
Esta última semana me dio esa mezcla de emociones que no sabía de donde provenían.
En mi acompañamiento terapéutico hablé de esta mala sensación que he tenido, de ese cansancio, de mi ausencia de ganas y ánimo. Mi terapeuta me hizo la siguiente consulta “¿Qué te pasó en el mes de septiembre, especialmente entre la segunda y tercera semana?
Hice un recorrido mental y caí en cuenta que el 4 de septiembre nació Emma, mi última hija. Cuando ella nació a la semana mi esposo Matías Viajó a China por el MBA que estaba haciendo.
Yo, a tan solo una semana de mi último parto me quedé sola con las 3 chiquitas en Bogotá, con la colaboración parcial de una señora que se encargaba de la casa, pero de mia hijas: sólo yo.
Esas semanas sentí cansancio y agotamiento de no dormir bien, estresada por estar sola cuidando a las 3, me sentía desamparada y recuerdo que no decía nada ya que sentía que estaba apoyando a mi esposo en su proyecto.
Caí en cuenta de dos cosas:
Que llevaba escondido dentro de mi ese cansancio, esa emoción reprimida que no me permití expresar, quizás por que creía que era lo correcto. Que yo debía poder con todo y además ser buena esposa.
Segundo, que estaba imitando a mi mamá, pretendía quizás ser como mi mamá, quien si había podido manejarse sola conmigo y mis hermanas. Incluso ella tomaba el colectivo con nosotras mientras mi papá andaba en el auto, porque mi papá trabajaba. Algo tan simple me hizo obligarme a tener que poder con todo, como si el hecho de que yo si tuviera un auto fuera suficiente excusa para creer que no necesitaba ayuda.
Gracias a esta marea confirme que nuestro cuerpo alberga las memorias de todo lo que vivimos. Son como recuerdos que regresan por ciclos biológicos. Y que necesitan ser reconocidos y liberados. Tarde o temprano enfrentamos nuestras emociones y necesidades reprimidas.
¿que quiere decir?
Emma nació un 4 de septiembre, su papá falleció cuando ella tenía 4 meses y este año cumplió 4 años por lo que mi cuerpo recordó aquella sensación después de 4 años.
Esto da fe al dicho que dice “El cuerpo pasa facturas”